Proyecto Gosén: "Aquí se trabaja con mucho amor"
01/08/23, 9:00 a. m.
Artículo publicado en la edición del domingo, 8 de enero de 2023, en el periódico El Nuevo Día.
Personas sin hogar reciben una nueva oportunidad en Proyecto Gosén: “Aquí se trabaja con mucho amor”
Desde su apertura hace varios meses, el albergue de emergencia ha rescatado de la calle a más de 30 hombres y mujeres
Por primera vez en más años de los que se atreve a contar, María Isabel Rosario no tuvo que pasar su cumpleaños en una esquina cualquiera, sin saber si esa noche dormiría encima de cartones o en el suelo frío. Por el contrario, el pasado 30 de diciembre, celebró sus 53 primaveras con un techo seguro sobre su ser, apartada por fin del alcoholismo y mirando con optimismo al futuro.
“Yo estaba deambulando, ellos se me acercaron y me ofrecieron ayuda, y acepté. Llevaba años de un sitio para otro, durmiendo en cartones, en los banquillos, en la Plaza de Recreo de Río Piedras. Pero me siento estupendamente bien ahora, gracias a Dios y a ellos”, narró.
“Ellos” son el Proyecto Gosén, el nuevo albergue de emergencia para personas sin hogar de la organización La Perla de Gran Precio que, en pocos meses de operación, ha logrado rescatar de la calle a más de 30 hombres y mujeres, cada quien con su personalidad, necesidades y una hilera de vivencias desgarradoras.
“Tienen unas historias dolorosas, tanto los hombres como las mujeres. El que no trabaja en esto los ve en una esquina, buscando una peseta (y dice) ‘ah, no le doy para droga’, pero detrás de esa gente hay tanto dolor. Si uno se pone a escuchar las historias, uno dice, mira, es que es lógico que les pase, que caigan en las drogas”, dijo Lissette Alonso, directora ejecutiva de La Perla de Gran Precio.
María tiene una de esas historias; sin una familia con la que contar, pasó años en la calle, sola, sumergida en sus vicios. Resumió ese período de desasosiego, desmotivación y desesperanza en una palabra: humillante.
Otro participante, Michael Cruz Díaz, de 55 años, contó que lo perdió todo por las drogas. Llevaba siete meses deambulando cuando entró a Iniciativa Comunitaria –otra organización que asiste a personas sin hogar– para un “detox”. De ahí, pasó directamente a Proyecto Gosén. “Resistí, resistí y resistí. Estoy libre de drogas, como 70 días. Estoy aquí”, aclamó.
Proyecto Gosén es uno de 11 programas de La Perla de Gran Precio, que hace 36 años se dedica a asistir a personas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y sin hogar, así como niños y niñas de hasta 7 años en el Hogar El Pequeño Joshua. La idea de abrir Gosén surgió al inicio de la pandemia de COVID-19, como una opción para quienes no tenían a dónde ir al contagiarse o estar expuestas al virus, detalló Alonso a El Nuevo Día.
“Empezó en la pandemia y, como nosotros realmente empezamos en el ‘86 cuando el sida hizo el boom, dijimos: ‘Si nosotros estuvimos en el boom del sida, cuando nadie quería a la gente en programas, pues qué rayos, bienvenido el COVID’”, expresó la mujer de 68 años.
La nueva instalación en Caimito Bajo, en San Juan, tiene espacio para albergar a 14 personas –hombres y mujeres– en pequeños apartamentos anexos. Cada cuarto tiene nevera, televisor, microonda, baño y una cama para cada participante. Pero lo preferido de los inquilinos es el acondicionador de aire.
Retos de la labor comunitaria
Se estima que la población de personas sin hogar en Puerto Rico es poco más de 2,200, según dos conteos realizados en 2022, uno en 24 municipios y otro en los 54 restantes. Sin embargo, organizaciones comunitarias creen que el número podría ser mucho más alto, mientras que el senador independiente, José Vargas Vidot, ha señalado que esa población podría sobrepasar los 30,000.
Los desafíos de operar espacios como Proyecto Gosén son numerosos, pero Alonso señaló que el principal es el económico, pues son lugares que obran sin descanso.
“Tienes que tener personal 24/7. En (el hogar de) los niños, por ejemplo, por cada seis niños tienes que tener una persona, pero es que tienes que tener enfermera, trabajadores sociales. Cuando vienes a ver, se te va mucho dinero porque son muchas personas. El mayor reto que tiene toda nuestra gente, y te puedo decir que son todas (las organizaciones), no solo nosotros, es el económico”, precisó.
“Después de ahí, está el reto de darles una buena vida, una buena estructura para que ellos y ellas puedan, una vez salen de nuestras manos, lograr caminar y ser productivos en la sociedad, y si no puede hacerlo, por lo menos, que no vuelvan a las calles ni las drogas”, abundó.
En tercer lugar, mencionó el cuidado de los participantes con VIH, incluido mantenerlos en sus tratamientos.
“Hay muchas necesidades como las que tenemos todos, lo único que nosotros nos encargamos de ayudarlos a formar esa vida integral de ellos, que se ha roto en pedazos. Entonces, tú tienes que coger como un rompecabezas, los pedacitos irlos poniendo en su sitio hasta que tienes el rompecabezas hecho. Es una vida humana”, pronunció.
La trabajadora social Emelyn Villegas, supervisora de Proyecto Gosén, explicó que la persona más joven que han atendido allí tenía 26 años, pero también tienen participantes por encima de los 60. Actualmente, hay 12 personas albergadas y la expectativa es que permanezcan por tres meses.
“Aquí se trabaja con mucho amor”, aseguró.
Algunos se quedan más tiempo, como José Santiago Marrero, de 62 años, quien lleva allí siete meses. “Yo llegué aquí malito, llegué de 120 libras aquí, misi”, relató a este diario desde su cuarto.
El perfil de los participantes de todos los programas de La Perla de Gran Precio incluye a personas de un estatus de pobreza extrema, sin hogar, muchos con la condición de VIH o algún tipo de limitación física o mental. En muchos casos, no tienen acceso a servicios de salud o su propia documentación, la cual pierden en la calle.
Metas por cumplir
El nuevo albergue trae a personas directamente de la calle. Los participantes reciben ayuda para obtener documentos y gestionar servicios como el Programa de Asistencia Nutricional (PAN). A algunos, también se les permite salir a trabajar. A medida que pasa el tiempo, la organización les busca vivienda permanente. Esto último también se ha convertido en un reto, pues en Puerto Rico cada vez es más difícil conseguir un hogar.
Pero las frustraciones no superan las satisfacciones, afirmó Alonso. “Es mi llamado de vida”.
“Yo soy apasionada con esto, llevo 36 años en esto y no se me quita la pasión, porque cada uno es una perla de gran precio, cada uno es… a veces tú los ves y dices: ‘Nah, esto no va para ningún lado’. Pero tienes que mirar más allá de lo que ves para decir: ‘Tengo que tener calma, para echar para adelante’”.
María lleva tres meses en Proyecto Gosén, donde ha formado un hogar en el apartamento que comparte con su compañero. Ella espera ahora a que se concrete su mudanza a una vivienda permanente, pero mientras tanto, se aferra a los demás participantes y líderes del espacio para no caer otra vez.
“Ahora, tengo muchas motivaciones, muchas metas que quiero lograr. Después que tenga mi vivienda, (quiero) conseguir un trabajito, y si Dios me lo permite, siempre he querido ser manejadora de casos. Quisiera inspirar a otros, ayudar a otras personas”, exclamó. “Donde Dios me quiera llevar, pero quiero inspirar a otros para que sepan que sí se puede. Es bueno dejarse ayudar”.
La Perla de Gran Precio necesita ayuda para continuar su labor comunitaria. Algunas de sus necesidades son comida, ropa, artículos del hogar (nuevos o usados) y aportaciones económicas. Puede donar a través de ATH Móvil (Business): /laperladegranprecio. Para coordinar una donación, llame al (787) 282-0012 o escriba al correo electrónico info@perlagranprecio.org.